Los
toltecas
eran politeístas pero reconocían sobre todos sus dioses a
un
ser divino superior llamado Tloque Nahuaque, a quien adoraban
ofreciéndole flores y resinas aromáticas.
Creían
en
una divinidad creadora doble: Ometecuhtli y Omecíhuatl
(también
Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, "el señor y la
señora de
nuestra carne o de nuestro sustento"), fuerza inicial y
ordenadora de todas las obras de la naturaleza. Ometecuhtli creó
13 cielos en donde moraban él y los demás dioses.
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La
deidad de
los tolteca-chichimecas era Tezcatlipoca, protector de los
cazadores y de los hechiceros, relacionado con el cielo nocturno.
Quetzalcóatl era una deidad extraña para los toltecas y
aunque
su rito era muy antiguo en las culturas clásicas, era
considerado como el dios del agua que fecunda la tierra. Para los
toltecas era el dios del bien y de la civilización, relacionado
específicamente con Ce-Ácatl Topiltzin
Quetzalcóatl, quien lo
impuso durante su reinado.
También
adoptaron dioses de otras culturas, como Tlahuizcalpantecuhtli
(el lucero del alba y una de las advocaciones de Quetzalcóalt),
ltzpapálotl (el dios mariposa), Cintéotl (la diosa del
maíz) y
Tláloc (dios de la lluvia).